¿Qué son las enfermedades de transmisión sexual?

Las enfermedades de transmisión sexual son aquellas que se transmiten a través del contacto íntimo que ocurre durante las relaciones sexuales. Existen múltiples tipos de infecciones, algunas de fácil curación y otras que pueden requerir estudios y tratamientos prolongados. La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es considerada una de estas infecciones.

¿Cómo sé si tengo una enfermedad de transmisión sexual?

Si hemos tenido relaciones sexuales de forma no protegida, es posible que hayamos contraído una enfermedad de transmisión sexual. Si observamos la salida de pus por la uretra o el recto, o el flujo vaginal es más denso y oloroso, si nos aparece una llaga o verrugas en los genitales, si tenemos los ganglios de las ingles inflamados, o si sentimos picor intenso especialmente en los genitales son algunos síntomas que deben obligar consultar al médico. Puede tenerse una enfermedad de transmisión sexual sin tener ningún síntoma y al mismo tiempo poder transmitirla.

¿Cómo puedo prevenir las enfermedades de transmisión sexual?

Es fundamental el uso sistemático del preservativo. Debemos recordar que el preservativo no nos protege completamente de ciertas enfermedades (verrugas genitales). Si es usado adecuadamente, la protección es completa en el caso del VIH.

Tipos de enfermedades de transmisión sexual
La sífilis

La sífilis es una enfermedad causada por una espiroqueta que penetra por la piel o mucosas durante las relaciones sexuales. En el punto de entrada, a las 3 semanas, aparece una llaga dura que no duele y que cura espontáneamente en unas 3 semanas sin dejar cicatriz. Esta llaga puede encontrarse en los genitales externos pero puede pasar desapercibida si se localiza dentro del recto o dentro la vagina. Después de uno o dos meses, la sífilis suele reaparecer en forma de una erupción cutánea generalizada con afectación de palmas de manos y plantas de los pies. Esta erupción también se cura sola. Sin un tratamiento adecuado, la sífilis puede quedar en un estado latente y puede reaparecer posteriormente y ocasionar síntomas graves. Puede ocasionar problemas graves si la infección se produce en una mujer embarazada, ya que puede afectar al recién nacido. Su diagnóstico se realiza con un sencillo análisis de sangre. El tratamiento antibiótico disponible es altamente efectivo.

La gonorrea y la clamidia

La gonorrea y la clamidia ocasionan la uretritis, rectitis o cervicitis, que significa inflamación del recto, de la uretra o del cuello del útero, según la localización de la infección en el hombre o en la mujer. Aparece típicamente un flujo parecido a pus, que es más abundante en la gonorrea. Se suele acompañar de dolor al orinar o al defecar. En la mujer, estas infecciones pueden pasar desapercibidas, aunque pueden causar problemas de infertilidad en el futuro. Para su diagnóstico sólo hace falta analizar el pus. Disponemos de tratamientos antibióticos efectivos.

El herpes genital

El herpes genital consiste en la infección por un virus, el virus del herpes, de la piel genital (ya sea los genitales externos o las nalgas). Es muy frecuente y ocasiona la aparición de ampollas, vesículas o úlceras dolorosas en la piel o mucosas genitales. Son lesiones múltiples y agrupadas y tienen tendencia a aparecer de forma recurrente durante años. Los distintos brotes se desarrollan a menudo sin ningún factor desencadenante. Las lesiones se resuelven espontáneamente tras 10-15 días. El diagnóstico es sencillo si se reconocen las lesiones. En casos atípicos se puede recurrir a técnicas especiales como el cultivo viral o la detección de antígenos víricos. Si bien no disponemos de tratamiento curativo, su médico les ofrecerá tratamiento en forma de pastillas y cremas secantes. Si aparecen episodios muy frecuentes o muy molestos de reactivación del herpes, existe la posibilidad de utilizar una medicación diaria que bloquea su aparición, pero sólo mientras se sigue de forma continua el tratamiento.

Los condilomas acuminados

Los condilomas corresponden a las llamadas verrugas genitales. Las ocasionan virus de la familia del papilomavirus, de los cuales existen más de 100 tipos diferentes y su infección es extraordinariamente frecuente. Algunos tipos ocasionan las verrugas vulgares de las manos y de los pies. Otros tipos ocasionan las verrugas genitales. Ciertos tipos son capaces de ocasionar alteraciones en las células que infectan, es decir, se han implicado en la génesis del cáncer de cuello de útero.

Si aparecen verrugas hace falta consultar al médico, puesto que hace falta diferenciar las verrugas de otras lesiones que aparecen en los genitales (moluscum contagiosum, quistes, etc.). No hace falta hacer estudios especiales para su diagnóstico excepto en casos muy especiales. Recomendaremos siempre a las mujeres que sigan los controles ginecológicos habituales (la citología o Papanicolau anual). Existen numerosos tratamientos disponibles, que en cada caso pueden variar dependiendo del tamaño de las verrugas, su localización o del estado de las defensas del paciente. El tratamiento suele eliminar las verrugas aunque pueden existir recurrencias.

La tricomoniasis

La infección por tricomonas se denomina tricomoniasis y está producida por un protozoo. Ocasiona una enfermedad de transmisión sexual muy frecuente, que afecta más a mujeres jóvenes que a hombres. En las mujeres, aparece un flujo vaginal parecido a pus, que puede adquirir un color verdoso, y maloliente. Pueden existir molestias en las relaciones sexuales e inflamación de la vulva. Hay mujeres que no tienen síntomas y son diagnosticadas tras practicarse la citología anual. En hombres, puede ocasionar irritación del glande, y más raramente, prostatitis o epididimitis. El estudio del flujo vaginal pone en evidencia la infección. Disponemos de tratamiento efectivo, en forma de cremas vaginales o pastillas.

Virus de la Inmunodeficiencia humana (VIH)

La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana o VIH se puede adquirir en caso de:

  • Contacto sexual con alguien infectado
  • Compartir agujas o jeringas con alguien infectado o bien entrar en contacto con material infectado (pincharse con una aguja, tener contacto de piel abierta o lacerada con semen infectado o restos de sangre)
  • Recibir sangre infectada en una transfusión (en nuestro medio este riesgo es prácticamente nulo)
  • Mujeres embarazadas infectadas, que lo pueden transmitir al feto durante el embarazo, el parto o en la fase de lactancia materna.

El virus del VIH no se transmite por el contacto directo de piel con piel, ni por los abrazos ni besos, ni por compartir vasos. La infección es asintomática durante un largo periodo de tiempo. Durante esta fase no existe ninguna señal de la infección pero el virus permanece dentro del cuerpo por lo cual podemos contagiar a otras personas. Los síntomas aparecen cuando disminuyen las defensas, hecho que provoca que se adquieran infecciones más graves y más frecuentes de lo normal (neumonías, tuberculosis, herpes, candidiasis). Aparecen también infecciones raras, como infecciones por hongos (criptococosis) o parásitos (toxoplasmosis). Denominamos SIDA al síndrome de la inmunodeficiencia adquirida, es la fase avanzada de la enfermedad caracterizada por la aparición de múltiples infecciones. El diagnóstico de la infección se puede realizar a través de análisis de sangre u orina. Podemos utilizar diferentes técnicas para su diagnóstico: algunas se basan en la detección de anticuerpos (test de ELISA, Western-Blot) y otras en la detección directa del virus (técnica de PCR). Desde el momento de la infección hasta la aparición de los anticuerpos pueden pasar hasta 3 meses; es el que denominamos periodo ventana durante el cual sólo podemos diagnosticar la infección por la técnica de PCR (o cuantificación de carga viral). Los tratamientos que disponemos actualmente son efectivos al evitar la disminución de las defensas, y por lo tanto, se empiezan a dar cuando se detecta su disminución o cuando aparecen las infecciones mencionadas. Los tratamientos se deben seguir de forma estricta puesto que si los dejamos sin control médico podemos ocasionar que el virus que nos infecta se vuelva resistente, hecho que dificultará tratamientos posteriores. Por el momento no se dispone de tratamiento curativo.

 

Otras infecciones potencialmente transmitidas por contacto sexual

Algunas infecciones bacterianas, fúngicas (levaduras) o víricas (algunas formas de hepatitis) pueden también ocasionalmente transmitirse a través de las relaciones sexuales.

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