La inmunofluorescencia directa se utiliza para el diagnóstico de enfermedades de tipo autoinmunitario , es decir, aquellas en las que las propias defensas pierden el control y atacan algún órgano de nuestro organismo. En nuestro caso, resulta de gran utilidad para el diagnóstico de enfermedades de la piel y mucosas, como el lupus eritematoso, enfermedades ampollosas autoinmunes (pénfigos, penfigoides, etc.) y vasculitis (inflamaciones de los vasos sanguíneos).
Esta técnica se realiza tras la obtención de una biopsia de piel o mucosas (por ejemplo, de la boca, la conjuntiva del ojo, …).
Una vez realizada podremos observar si un paciente posee anticuerpos que atacan la propia piel. En el caso de que el paciente tenga estos anticuerpos, veremos un depósito fluorescente típico, como el que se muestra en las fotografías siguientes.
Figura I. Depósito de inmunoglobulinas entre las células del epitelio de la piel (epidermis), en un paciente con pénfigo. La imagen fluorescente recuerda un panal de abejas.
Figura II. Depósito lineal en un paciente con penfigoide ampolloso. Puede observarse una línea más fluorescente que atraviesa toda la biopsia.