¿Qué es la rosácea?

La rosácea es un trastorno inflamatorio crónico y recurrente de la piel que afecta generalmente la zona facial (pómulos, nariz, mentón y frente) en personas de mediana edad. Aunque sus manifestaciones son variadas, se caracteriza por una reactividad cutánea incrementada con frecuentes episodios de enrojecimiento facial (cuperosis) que se acompaña de granos de contenido a menudo purulentos.

¿Cuál es la causa de la rosácea? ¿A quién suele afectar?

La causa de la rosácea no es conocida. No obstante, se sabe que es un trastorno más frecuente en mujeres, entre los 30 y 60 años, y que tiene un componente hereditario. Los individuos de piel clara tienen más predisposición a sufrir rosácea que las personas de piel oscura.

¿Cómo se manifiesta?

Los individuos con rosácea generalmente presentan episodios frecuentes y repentinos de enrojecimiento facial desencadenados por múltiples estímulos, tanto psíquicos (vergüenza, nerviosismo, etc.) como físicos (cambios de temperatura, ejercicio físico, exposición al sol). En una etapa más avanzada suelen aparecer granos, predominantemente en los pómulos pero también en la frente, nariz y barbilla.

La evolución de las lesiones puede dar lugar a una piel de superficie irregular, con dilataciones visibles de los vasos sanguíneos (telangiectasias) y, en casos graves, grandes proliferaciones y deformaciones de la nariz y del mentón (fimas).

En algunas personas puede coexistir una afectación de la piel de los párpados y producir blefaritis (inflamación del párpado) y conjuntivitis, con molestias oculares asociadas.

Hay una serie de factores que incrementan la frecuencia e intensidad de los episodios de enrojecimiento y el cuadro asociado de rosácea. Entre ellos se encuentran:

  • Ingesta de alcohol
  • Comidas picantes o muy calientes
  • Exposición al frío y al viento
  • Exposición al sol o cambios repentinos de temperatura
  • Uso de cosméticos (especialmente aquellos que contienen sustancias irritantes)
  • Estados de ansiedad y nerviosismo
  • Algunos medicamentos como los corticoides orales y tópicos y algunos fármacos vasodilatadores
¿Cómo se trata?

Hay diversos tratamientos disponibles para la rosácea que, pese a no conseguir la curación completa de la enfermedad, pueden ayudar a controlarla.

  1. En primer lugar, debe intentar evitarse o minimizar los factores desencadenantes conocidos (ver apartado previo). El uso de fotoprotectores, sobre todo durante el verano, es muy recomendable.
  2. El uso de antibióticos tópicos y de otros fármacos con propiedades antiinflamatorias es útil para controlar los brotes leve-moderados de rosácea.
  3. Cuando los brotes son más graves, su dermatólogo puede prescribirle tratamientos orales con derivados de las tetraciclinas u otros antibióticos con propiedades antiinflamatorias.
  4. Las dilataciones vasculares (telangiectasias) pueden ser tratadas con éxito mediante Luz Intensa Pulsada o Láser de Neodimio-Yag.
  5. Algunas secuelas de rosácea sobre todo de la nariz (rinofimas), pueden ser tratados con láseres ablativos (láser CO2).

 

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